In 2002, la mitad del dúo Goma Espuma, Guillermo Fesser, decidió tomarse un año sabático. El dúo se separaba y pensó que alejarse de Madrid le vendría bien. Sus tres hijos eran pequeños y su mujer americana le presentó su pueblo pequeño, en medio de la naturaleza y a sólo dos horas en tren de Nueva York.
Veinte años después, sin perder contacto con España, donde ha participado en numerosos proyectos, allí sigue. La razón de esta reseña no es la publicación de este libro, que ya tiene años, sino la publicación de su versión revisada en inglés, en colaboración con un periodista americano y su vuelta al candelero como corresponsal sui generis del programa El intermedio a partir de las elecciones que defenestraron a Trump.
Es un hermoso canto de amor a un país, a una comunidad y a una forma de entender la vida que le ha llegado muy hondo. En los tiempos salvajes que se han vivido en los Estados Unidos y que, desafortunadamente no se han diluido con los resultados de las elecciones, hay pequeñas comunidades que supone un bálsamo contra la estupidez y la violencia. Sociedades altamente cooperativas en las que las puertas están siempre abiertas y cuando te cruzas a alguien en la calle no tienes seguro que vayas a llegar a donde ibas porque las charlas son largas.
El libro está estructurado en capítulos que se corresponden con los meses del año, desde septiembre en que llegaron hasta el octubre en el que debían irse. Cada capítulo es parte de su adaptación y giran en torno a un personaje: un ex-miembro de la secta moon que se ha reciclado en entrenador de atletismo de excelentes resultados o el jefe del sistema de calefacción de Nueva York; o un viaje, bien sea a Alaska a pescar o a Tejas a un rancho que recupera bisontes. El año y las estaciones que en aquella tierra son apabullantes en su belleza y en su radicalidad van pasando y atrapándolo como en el Xanadu o Brigadoom.