Santiago LORENZO, Los Asquerosos Blackie Books. 224 pp.
Estamos ante un de los éxitos más agradablemente sorprendentes de esta temporada. Publicado en una editorial especializada en literatura rompedora que ha acogido en su seno y ha hecho famoso a este autor. Santiago Lorenzo (1964. Portugalete). Estudió cinematografía y dirección teatral y dirigió dos películas sin demasiada fortuna. Por lo que se volvió hacia la literatura, sin demasiada suerte tampoco. Por todo esto se dedicó a crear tramoya y maquetas para películas con relativo éxito. No sé si harto o necesitado se retiró a una aldea abandonada de Segovia donde vive entre sus trastos y con no más ambiciones que vivir feliz. Blackie books ha decidido promocionarlo y ha recuperado sus primera obras y promovido esta nueva.
La primera, Los millones, iba de uno del GRAPO a quien le tocaba la Primitiva y no podía cobrarla porque no tenía el DNI. Los huerfanitoseran tres hermanos que odiaban el teatro, pero no tenían más remedio que ponerse a hacer teatro para poder vivir. Y Las ganas iba de un tío en abstinencia sexual indeseada. En todas ellas, aunque más claramente en ésta, aborda en mayor o menor medida la cuestión del individuo como un náufrago al que el mundo exterior no deja de tenderle trampas de adaptación o sociabilidad que ni necesita ni quiere.
En este caso, la historia es contada por un tío del protagonista, Manuel, que en defensa propia acuchilla con un destornillador a un policía antidisturbios y ha de darse a la fuga del Madrid de la ley mordaza en el ha malvivido toda su existencia. Decide esconderse en uno de los mil pueblos abandonados de la España despoblada. En la casa que encuentra vive con poco, lee libros de los restos de la vieja colección Austral, cultiva, recoge, siembra, se calienta y refresca con lo que tiene a mano, a excepción de una compra semanal y básica online al Lidl que le hace su tío. Manuel descubre que no necesita casi nada de lo que nos esclaviza tener al resto, atrapados entre la fruslería, la hipnosis y el fraude.
Así narrada podría parecer una pesadez de ascetismo Walden. No hubiera hecho falta más que bosque en el que bañarse en la naturaleza y ya tendríamos el completo. Pero de eso nada. El autor se deja llevar por su amor por el lenguaje y el cachondeo incontrolable. El amor por el lenguaje le hace recuperar palabros del terruño o jugar a inventar otros terriblemente imaginativos y reveladores. En ese juego nos envuelve y nos atrapa y convierte algo que podía ser plomizo y trascendental en algo divertido e iluminador.
La novela esta matemáticamente dividida en dos partes. La primera nos narra el proceso desprendimiento del personaje desde una sociedad que le es áspera y triste hasta una relativa autosuficiencia mesetaria. Pero cuando ya nos había enredado en esa catarsis aparecen los mochufas. Una familia burguesa se instala en la casa de al lado. Son todo lo que él se pudiera temer desde su paz sin estridencias y se dedican a torturarlo, sin saberlo, con su ilusión por el campo. Son una marabunta de urbanitas con pretensiones rurales de fin de semana y voluntad de hacer negocio de ello. No hago más spoilers de lo que allí se origina, pero es recomendable leerlo.
En fin, una agradable sorpresa.
Luis Ángel Adán León