El sentido choni de la existencia adquiere su punto de ebullición en una feria, entre las barracas al ritmo de Camela. Mirándose con una intensidad que sólo puede iluminar ese mundo de neón cutre. Rosalía ha convertido en arte esa estética y hay muchas películas sobre ese mundo poligonero. Le faltaba su literatura y este libro de Ana Iris Simón viene a llenar algo ese hueco. Pero este libro es mucho más que una exaltación de los autos de choque y las tómbolas. Es un canto a la familia grande y atávica, enraizada e itinerante a la vez.
La autora dejó su Campo de Criptana natal y sus viajes por la geografía española en caravana para irse a ejercer el periodismo cultural en revistas finas. Pero un día descubrió que sentía envidia de lo que sus padres y sus abuelos habían vivido. Que había sucumbido a un espejismo de felicidad y ascensión social que no le satisfacía, como tampoco les satisfacía a su familia la vida dura que les había tocado vivir.
Fruto de esa insatisfacción nació este libro que es un canto de amor a esa familia extensa que se le iba desintegrando. Por un lado, los feriantes y por otro los agricultores tradicionales y, en medio, La Mancha inmensa y llena de viento. Tanto unos como otros la han conformado y quizás por eso el titulo puede llevar a engaño, porque no es exclusivamente una narración de la vida en las ferias. Es la narración de una experiencia vital que la narradora tiene miedo de perder y a la que quiere homenajear. La vida del feriante es parte de ella, pero lo es también la agricultura al límite de su otra familia y el paisaje manchego.
Ese enamoramiento de la familia tradicional puede parecer anti-meetoo y así lo han leído muchos medios antifeministas y derechotes. Pero eso muestra lo difícil que es expresar ideas que no están a la moda. Porque no hay nada antifeminista en este libro. Porque es un libro de exaltación de lo amado y vivido que pone en duda valores que hemos comprado con facilidad y que no son tan maravillosos. Su infancia fue feliz y sus gentes la llenaron de amor. Pero ninguno de sus familiares quería su vida para ella. Y sin vivir en una gran ciudad y poder hacerlo de su escritura no sería quien es. Ambas cosas son ella.
Éste es el libro sobre esa primera parte de su vida. Sobre sus dos familias. Sobre ese hermano pequeño al quiere con locura y sobre ese hijo que no tiene y al que dedica un maravilloso capítulo en el que le muestra la esencia de la fea-hermosa Mancha. Está escrito con un lenguaje híbrido entre rural y urbano absolutamente fresco y rico y merece la pena leerse.