Editorial Destino 544pp.
Hace ya veinticinco años que empezaron las andanzas del sargento Bebilacua y la cabo Chamorro. Era fácil hacer chistes sobre la pareja de la Guardia civil y pronosticar lo poco que durarían pero aquí siguen. Han envejecido y subido en el escalafón pero siguen trabajando en una parte de la Benemérita que se ha convertido en leyenda de la lucha contra el crimen en España: la UCO. La unidad especializada en crímenes violentos de difícil solución que se va desplazando por toda la península en apoyo a las agrupaciones locales con excelentes resultados. No van de uniforme y utilizan la última tecnología para resolver los casos, es decir, rompen con la imagen anticuada y rancia de un cuerpo cuya necesidad se ha puesto en duda en muchas ocasiones y tiene todavía unas connotaciones oscuras en partes del país. Durante estos veinticinco años las aventuras de los protagonistas no se diferenciaban de las de cualquier novela policíaca de investigación más que en el contexto y la exaltación de la obediencia que caracteriza al cuerpo.
Pero en esta ocasión el autor ha tenido el valor de entrar en uno de los episodios más tristes de la historia de España: la lucha antiterrorista y la vida de las familias de los guardias civiles que fueron objetivo terrorista. Durante muchos años los atentados eran jaleados y las casas cuarteles se convirtieron en fuertes rodeados por los indios en tierra hostil. Ahí vuelve el protagonista y a su pasado en los servicios de inteligencia e infiltración dentro de la banda, que consiguieron detener a las sucesivas cúpulas casi antes de que se organizaran. Esa historia no había sido narrada y aquí lo es de forma tangencial pues fue la formación personal del protagonista que le marcó para siempre. Hasta ahora de esa etapa han quedado las actividades de los GAL y de grupos parapoliciales que aparecen de forma lateral en la historia, lo que se conoció como los años de plomo. Luego vendrían los movimientos por la paz y contra la violencia que acabó con el entramado social de la banda, pero entonces casi nadie que no fuera del cuerpo asistía a sus funerales. Francia era un santuario para los terroristas y la duda sobre la forma de actuar de las fuerzas de seguridad, todavía llena de elementos franquistas, arrojaba muchas sombras sobre sus operaciones aquí y en el exterior. La novela se mueve entre un asesinato en el presente de un antiguo miembro de la banda y los recuerdos de su formación en aquella época. No contaré más. Excepto que el título viene de Tucídides y el comienzo de la guerra civil en Grecia, que tiene todos los rasgos de lo que se vivió en el Norte en aquella época.
Entrevista de Pepa Fernández a Lorenzo Silva en Fundación telefónica
https://www.fundaciontelefonica.com/videos/lorenzo-silva-el-mal-de-corcira/
Entrevista El cultural
https://elcultural.com/lorenzo-silva-respeto-las-banderas-pero-no-que-me-las-metan-en-el-ojo