Después de la DANA de Valencia y de los incendios devastadores de Los Ángeles seguirán dudando del cambio climático porque siempre podrán decir que son cosas puntuales. Pero hay lugares en los que el cambio es rápido pero paulatino y, por lo tanto, innegable, el Delta del Ebro es uno de ellos. El deshielo de los polos hace que los mares vayan cubriendo tierras firmes y este espacio único va desapareciendo sin pausa. Por eso el escritor Gabi Martínez ha decidido escribir un libro sobre esa tierra condenada. Para ello se ha ido a vivir un año, con sus cuatro estaciones a la última casa frente al mar de esas tierras. A la primera que va a desaparecer.
Este libro es la narración de ese año pasado en la isla de Buda. Un espacio mitad tierra firme, mitad isla que tiene literalmente los días contados. El autor comenzó su carrera como escritor de libros de viajes que le llevaron a multitud de sitios y ha acabado escribiendo sus dos últimas obras a estancias por la geografía española íntimamente relacionados con su familia: el anterior era una inmersión en la ganadería tradicional del pueblo de su madre en Extremadura Un cambio de verdad (2020) y éste con su padre, que, aunque era extremeño, adoraba el mar mediterráneo. Ya no estamos ante un libro de viajes. Podríamos considerarlo novela por la fluidez con que narra acontecimientos; teatro por la multitud de voces que aparecen; o poema por el lirismo con que describe esa naturaleza inmisericorde que lo rodea, pero es también un compendio de información sobre deltas, agricultura, pesca, ganadería, clima y cuestiones candentes.
Desgraciadamente, el padre del autor murió a mitad de su aventura y a él está dedicado, en la primera página y en su esencia. De él aprendió la belleza de una buena muerte, rodeado de los tuyos y tranquilo y es la que le desea a este espacio. Ese pintor de brocha gorda que era capaz de transmitir a los colores su sensibilidad y adoraba dejarse mecer por el mar. El libro no tiene nada de panfleto denuncia sobre la situación medioambiental. Es un riguroso muestrario de todas las opiniones que nacen de esa situación. Deja escrupulosamente que todos los puntos de vista sean presentados por sus protagonistas. El mejor ejemplo es el criador de toros bravos que argumenta su defensa de una forma razonada y sólida sin que el autor, conspicuo anti-taurino, mueva una coma. La lucha entre conservacionistas y productores es presentada de la misma forma. Ha decidido que conseguir entrar en la cabeza de la gente. El resultado puede ser que no agrade y que se le acuse de esa palabra que usábamos durante el final del conflicto de ETA, equidistante pero es el planteamiento ético que se ha creado y lo sigue. Por eso es un libro que puede ser leído como novela pues las vidas de narra son tan interesantes e intensas que leen como tales. Ha decidido que son las acciones las que definen a las personas y por eso las deja también expresarse a través de ellas.
Lucha, y ésta es otra de las posibles fuentes de crítica, contra el pesimismo, contra el discurso del lamento. Para ello busca concienciar con la belleza. Sus descripciones son de un lirismo preciso. Los pájaros, los mosquitos, las libélulas, el viento, el mar, el río. Todo le contempla desdeñoso y él se mueve entre ellos con respeto y en silencio y quiere creer que, al final lo aceptan. Una delicia intensa y hermosa.