El impostor,Jaiver Cercas,Randon house, Barcelona 2014
EnricMarco, Alfareño por lineapaterna, fue protagonistade una página tristede nuestra historia reciente:en 2005 se descubrióque él que erapresidente de laasociación de prisionerosespañoles en camposde concentración nazis,nunca había estado enun campo de concentración.Este libro de JavierCercas trata de entendersu historia.
Después de másde siete años dedar vueltas al temay de haber escritodos novelas en elcamino se puso aello. Para realizar suproyecto Cercas partióde entrevistas conel protagonista enlas que le dejóclaro que no eraun juez ni ibaejercer de defensor,sino que su intenciónera comprender. Esaconcepción de lafabulación como métodode interpretar larealidad es muestrade su altura como narradory del valor personalde su empresa. Apartir de ese material y de sus indagaciones fue reconstruyendotoda la vida deMarco y la estructurade la obra esla de esa reconstrucciónen la que va intercalandocapítulos de reflexiónsobre el hecho dela impostura como actitudvital.
Aparentementeno había mucho másque decir, pues unapareja de directorescinematográficos había realizadoun reportaje con élen el que tratabande comprender porque éĺhabía actuado así yse trataba de explicar.Al contactar con elloséstos le animaron yle dijeron que elpersonaje daba paramucho más. Lo mismole dijo Vargas-Llosay Claudio Magris quedefendieron al personajeen artículos más omenos comprensivos. Todospensaban que Cercasera el escritor adecuadopara esa tarea. ¿Porqué? Porque su carrerarompió con un libro,Soldados deSalamina, que promocionó la ideade la memoria histórica.La necesidad de recuperarel recuerdo de partesde nuestra historia quela democracia dejó delado para poder seguiradelante y evitarconfrontaciones. Fruto deaquella tendenciase creó una ley,ahora postergada por razoneseconómicas, y elcaso Marco sirvió demunición contra ellay contra revisionismosde la historia reciente.Cercas reniega de esaley aunque defiende lanecesidad de noolvidar. El términomemoria unido alde historia puede llevara muchas confusionesporque la subjetividadno nos permite verel contexto y tiendea ser poco fiable.El término kitsch esel que más seaviene a cubrir lavisión personal de acontecimientostan traumáticos comopueden ser una guerrao un campo deexterminio que promocionó Marco. Lalágrima fácil, lossentimientos compartiblesafloran cuando dejamosa alguien tirar desus recuerdos traumáticos y los convertimos en historia más allá de lo personal.
Enric Marco hizoeso: creo un personajekitsch porque eso lepermitió convertirseen protagonista deuna historia en laque supo implicar atodos. Pero como todobuen mentiroso necesitabamimbres verdaderospara crear una granmentira. Él habíasido prisionero en Alemaniaen esa época cercadel campo en el que dijoy partiendo de loque sabía creó unpersonaje que estuvoa punto de engañara todos.
Lo que Cercasdescubre a lolargo de su reconstrucciónes que no sóloengañó con su estanciaen el campo detrabajo. Sino querecreó su biografíamintiendo en casitodo y a casitodos. Es un granembaucador que falseohasta la fecha denacimiento cambiándolaunos días para quecoincidiera con laproclamación de LaRepública. Falseó unpasado de soldado durantela guerra civil; falseósu pertenencia ala lucha contra ladictadura, falseó sumilitancia anarquistapara llegar a sersecretario general dela CNT. Y finalmente,falseó su paso porun campo de concentracióny estuvo a puntode representar atodos los españolesallí encerrados ante lacomunidad internacional.Los capítulos en losque Cercas narra cadaepisodio de suvida son demoledores. En un momento de las entrevistas le pide que le deje algo. Que no le quite todo. Es uno de los momentos más apasionantes del libro en cuanto que produce una compasión que el resto de la historia no permite.
Durante toda la historia nos encontramos ante un encantador de serpientes inasequible al desaliento que embelesa a todos con su verborrea. Dicho de otro modo, un ser despreciable al que cualquiera odiaría sólo por eso. Pero bien es verdad que en sus mentiras sólo había afán de protagonismo no voluntad de lucrarse o hacer de menos a nadie. Es así como la novela consigue lo que pretende: hacernos comprender sin justificar. Al final comprendemos a ese niño abandonado desde la infancia que sólo ha buscado que le quieran, que le admiren por algo. Esa es la gran aventura de la novela, la capacidad de producir compasión y de comprender a un hombre al que todos han puesto en la picota. Hay una parte de su historia en la que llegó a mucho sin mentir. Cuando fue presidente de las asociaciones de padres de Cataluña. No era el mejor preparado, ni el más combativo pero suplía todo con voluntad y verborrea. Es un tipo de cargo en el que se refugiaron muchos de aquellos a los que se les acabaron las batallas en la transición y no tenía voluntad ni capacidad política. El final de la educación de sus hijas y la posibilidad de la patraña sobre su pasado en Alemania lo volvieron a la ficción porque sin ella su vida no tenía sentido.
Desde el punto de vista del análisis de Cercas sobre la impostura me encanta la alabanza del historiador que lo descubrió que tuvo que sufrir las críticas más crueles por poner a todos ante la evidencia de que les habían engañado. Y la vindicación de la familia que ha estado ahí aguantando el vendaval sin inmutarse. Es un libro que pone los pelos de punta por muchas cosas. Admirablemente escrito y valiente en la asunción de los pecados de cada uno. Como en ese diálogo imaginario en el que protagonista le recrimina que en el fondo como escritor no hace otra cosa que, como él, inventarse una ficción con mimbres de la realidad para superar las carencias de una vida nada novelesca. Afortunados aquellos que puedan decir que no lo han hecho.