OLMOS. Martín, Escrito en negro (Una tarde con la canalla), Editorial Pepitas de calabaza, Logroño, 2014
El premio Café Bretón-Bodegas-Olarra de este año ha recaído en Martín Olmos. En la escueta nota de la contraportada dice que nació en 1966 y que es colaborador del diario El Correo. La realidad es que leyendo el libro sin más información, como a veces deberíamos hacer, a uno le cuesta creer que sólo sea eso. La realidad es todavía más sorprendente: era dibujante del periódico y se dedicaba a ilustrar los artículos de opinión de otros. Siempre le ha tenido querencia a esto de la crónica negra y un día le animaron a escribir. El libro es una selección de esos artículos largos que publica los fines de semana y le deja a uno con la boca abierta.
Hablar de la canalla y de la crónica negra parece pertenecer a otra época. A la que convirtió El Caso en un periódico leído por todos, incluso por el caudillo. Un mundo de una violencia cutre que aportaba color al grisáceo panorama hispano. A ese mundo dedica unos cuantos artículos, uno incluso al crimen que dio la idea de crear la publicación al fundador de El caso. Pero yo creo que eso sólo es un germen del tema central de estos artículos que es el crimen violento y sus perpetradores. De ese planteamiento puede devenir en hechos actuales, nacionales o internacionales. Pero también en personajes y oficios relacionados con esa violencia. En resumen, algo que comenzó como un hobby, coleccionar información sobre crímenes, deviene en reflexión y en recreación.
La estructura es bastante parecida: una reflexión y una ejemplificación en un crimen. Un magnífico ejemplo es su valoración de la figura del tonto, del que la sociedad hace uso para descargar sus complejos y sus necesidades de sentirse misericordioso para acabar contándonos un cutre-crimen de los cincuenta protagonizado por un corto de luces con necesidad de dinero. Otro de su acercamiento a lo actual es la forma en que aprovecha el cachondeo sobre la furia cazadora del anterior Borbón contra los pobres elefantes para contarnos anécdotas sobre los crímenes violentos cometidos por elefantes y, lo que es mejor, los kafkianos castigos a los que someten a los animales por sus acciones.
El lejano Oeste es protagonista de otros artículos brillantes, como el dedicado a “Billy el niño”, que descubrimos que no era zurdo sino que la foto que lo ha inmortalizado fue positivada al revés. O los dedicados a crímenes famosos de México, Argentina o Colombia. También dedica artículos a crímenes clásicos de Madrid, como el de la calle Fuencarral o de Barcelona, como el de la Rubia, Carmen Broto, que sirvió a Juan Marsé para desarrollar una de sus novelas.
Hasta ahí estaríamos en una recopilación de anécdotas pero lo que dota a estos artículos de un valor literario de altura es el lenguaje con que va reconstruyendo cada historia. En algunos casos acercándose literariamente al lenguaje de sus protagonistas y en otros utilizando su propia voz, barroca y original. Una alegría.