Better call Saul
Reseñar algo que es un extensión de uno de los mayores logros de la TV sin haber visto la primera puede ser incongruente, pero Breaking bad es demasiado para mi ahora. Así que me atrevo con ésta serie que está empezando. El paisaje de Nuevo México saturado de luz en el que los colores juegan a parecer lisérgicos es el mismo. El protagonista lucha por construirse una vida como abogado desde lo más bajo del escalafón: la abogacía de oficio. Acompaña a su hermano, un abogado de éxito que ha caído en una paranoia que lo mantiene aislado en su casa. Tiene la oficina-casa en una despensa de una peluquería. Sigue siendo un embaucador, pero de esos a los que la gente no cree por principio.
Los 10 primeros capítulos se pueden dividir en tres bloques en los que una historia se prolonga por más de un episodio. La primera es una acumulación de desdichas que agobian al protagonista y lo llevan desde la abogacía de oficio hasta jugarse la vida. La segunda cuenta la historia de un personaje inolvidable que le ve pasar delante de su cabina del aparcamiento del juzgado inmutable e impertérrito. Y la tercera desmenuza la relación con su hermano. Finalmente hay un epílogo en el que reflexiona sobre su vida de fulero y acaba prometiendo que nunca más hará nada bueno por nadie.
La primera nos da una pista de la posibilidad de organizar la serie en torno a sus rocambolescos casos en una especie de sitcomtelevisiva. Pero la segunda se centra en un personaje impagable que rompe con lo anterior. Una vez dibujado lo veremos aparecer en la tercera con la misma imperturbabilidad. Funciona perfectamente frente a la verborrea incontenible del protagonista y, en mi caso, me encanta. También describe a la amiga que lucha por abrirse camino a la que ayuda pero que no adquiere la misma preponderancia que el ex-policía. La figura del hermano es también interesante, pero carece de la intensidad del futuro ayudante. Lo mismo me ocurre con ese final en el que promete que no volverá nunca a ser bueno y su viaje a su pasado de timador.
Conocí a su protagonista por su aparición en la serie Fargo y me quedé maravillado de su personaje: un ser simple y pueblerino llenos de buenos sentimientos que se tiene que enfrentar a la barbarie y renuncia a ello. Verlo ahora en el papel de este embaucador de bajo pelo con sus horrorosos trajes cruzados y saltándose la ley muestra de lo que es capaz alguien con un físico tan poco prometedor. La serie es muy interesante pero me temo que va ir más por la linea que menos me gusta intercalando sus grandes logros. Narrativamente es muy interesante. Merece la pena verse.