La ingente obra narrativa, articulística e incluso teatral del Nobel ha ocultado su trabajo como crítico literario. Todo comenzó con su tesis de licenciatura sobre Rubén Darío para continuar con la apasionada disección de Cien años de Soledad de su, en aquel entonces, amigo Gabriel García Márquez. Luego siguió con uno dedicado a su admirados Flauvert y más concretamente a Madame Bovary. También escribió sobre la obra de José María Arguedas y su visión de la literatura indigenista. Su admiración hacia Víctor Hugo hizo que escribiera un ensayo sobre Los miserables y el resto de su obra. Ha escrito, también sobre el mundo de Juan Carlos Onetti y el de Borges y, finalmente ésta que comento sobre Galdós.
La obra inmensa del escritor canario-madrileño es clarificadoramente presentada. Desde sus novelas a sus obras de teatro y su gran ciclo narrativo sobre la España que le tocó vivir y que cobijo bajo el título de Los Episodios nacionales. En los que mezcla realidad histórica con ficción en pequeñas novelitas que cuenta los episodios históricos más importantes de un siglo increíblemente complejo e inestable. Confiesa no haber podido leer todos los artículos del escritor, pero conociendo su carácter exhaustivo acabará tarde o temprano.
Después de una pequeña introducción biográfica va directamente a por todas sus novelas. Una por una las analiza y valora, con admiración, pero sin misericordia, sabiendo sacar los positivo de cada una de ellas en su contexto y aplicándoles los parámetros críticos de las obras que se estaban escribiendo en ese momento en Francia e Inglaterra.
No estamos ante una mera enumeración con resumen del argumento y valoración. En todas ellas analiza la calidad del lenguaje y su voluntad de reflejar el habla de la calle de su tiempo, la eficiencia de las descripciones de lugares que le convirtieron en el gran presentador del Madrid de aquella época y los problemas técnicos que la desaparición del narrador omnisciente en las obras de Flaubert y otros que en algunas ocasiones logro incorporar Galdós. También estudia la relación de su narrativa con el teatro que se permearon en muchas ocasiones con aciertos y fracasos. Finalmente, siempre analiza la carga ideológica de todas ellas, que le granjearon aquellos enemigos acérrimos que impidieron que se le concediera el Nobel.