
Guillero Altares tiene ahora 50 años y muchos kilómetros de reportero a sus espaldas. Comenzó en cultura y su primer libro es sobre el cine bélico de ahí pasó a corresponsal de varias guerras y ahora dirige la sección de opinión. Cualquiera desearía esa biografía periodística y no es de extrañar que su posición profesional le permita estas reflexiones. Pero pese a los meditado y razonable de lo que expone no hay absolutamente nada de prepotente. Es todo lo contrario.Uno parece ver al chico intelectualmente inquieto que viaja por Europa en el Interail de entonces cruzando fronteras y empapándose de lo que veía. El discurso razonado y tranquilo es fruto de la edad pero no de la distancia porque ve todo con la misma pasión.
El libro está compuesto de espacios en los que la historia se percibe en el presente. Comienza por la cueva de Chauvet en Francia, donde se encontraron una serie de pinturas rupestres que rompían con todo lo que se daba hasta ese momento por sentado,como ejemplo que la historia europea está todavía por escribir, afortunadamente. Pasa a Otzi que rompió también lo que se conocía hasta ese momento del homo sapiens. Para ir pasando por la civilización griega, la Roma de Nerón, las Islas Británicas durante y después de la conquista romana; la masacre contra los cátaros; la diáspora judía; el mundo de Caravaggio; el terremoto de Lisboa; Australia como símbolo de la experiencia europea como emigrantes; el París de la Comuna; el Londres de Sherlock Holmes; la batalla del Somme; el Madrid que paró a Franco; el terror estalinista; el Berlín del hundimiento; la Rumanía de los Ceascescu; el mito de los países nórdicos; los primeros asesinatos de los yihadistas en el abierto Ámsterdam; para acabar en las fosas comunes de Kosovo.
A pesar de ser una selección totalmente personal, todas son partes de esa tela de arañas que hace de Europa lo que es. En la que todos estamos entrelazados pese a lo que creamos. Como dice, a modo de ejemplo, Gran Bretaña podrá dejar de pertenecer a la UE pero por eso no va a dejar de ser europea, como tampoco Europa dejará de tener algo de la Gran Bretaña, mal que nos pese. Es un hermoso libro que merece la pena leer en esto tiempos oscuros, como casi todos los que ha vivido este continente.