Una maestra en el periodismo le dijo que escribiera como hablaba y que para eso leyera siempre en voz alta lo que había escrito y que si podía decir jarrón no dijera búcaro. Otro que nunca empezara un artículo con una frase o tema tópico Y que no dejará de leer nunca. Y así empezó todo. Era una niña fea de una familia truncada por el alcoholismo y la violencia del padre que encima las abandonó y que nunca soportó que su madre asumiera el papel de abandonada, por eso sólo podía ser lista si quería sobrevivir.
Empezó a trabajar en oficinas y recaló en Fotogramas para dedicarse al mejor oficio del mundo cuando te va bien en él: el periodismo. Poco después conoció a uno de sus mejores amigos: Terenci Moix y, más tarde, a Manuel Vázquez Montalbán que perdió al mismo tiempo y a los que les dedicó la obra con la que ganó el Nadal. También ganaría el Planeta. De Fotogramas pasó a El país, donde se convirtió en columnista y reportera, lo que permitió viajar por todo el mundo cubriendo conflictos de los que no salió indemne (en Panamá mataron a su compañero Juantxo Rodriguez). Fue una de las expulsadas del periódico en época de ahorro y de allí pasa a una semi-actividad de la que acabó en la jubilación.
Tiene 80 años y dificultades de movilidad pero nada la doblega. Por eso Évole le dedicó un programa imprescindible y Angels Barceló la contrató para una columna en su programa de radio. La confluencia de esta vuelta a la fama inesperada le ha dado la oportunidad de escribir este libro en el que recoge colaboraciones y twits de ésta su penúltima etapa.
EDITORIAL TEMA DE HOY 320 PP. 19 E
Actuación estelar de Maruja con el co-fundador de Mogolia
Promo del programa de Évole que se puede ver en Atresmedia. Es impagable como lección de vida e insuperable como retrato de un personaje inigualable.