Después del último bombardeo israelí contra un hospital da pavor presentar este libro escrito por una rabina francesa para explicar puntos controvertidos e interesantes sobre la cultural y tradición judía. Pero es posiblemente cuando más necesario sea. No porque pueda intentar explicar la barbarie, si no porque trata de luchar contra el monoteísmo. Porque, como dice la autora, le resulta más fácil entenderse con un musulmán moderado que con un judío radical, porque es un libro escrito contra el fundamentalismo.
Ya hace tiempo que reseñé un libro de la autora, de parecido formato, sobre la forma de entender la muerte en la cultura judía y sus repercusiones en su vida diaria como rabina, a la hora de aconsejar y acompañar a los deudos y a los que partían. Este va mucho más allá de un tema concreto para meterse de lleno en la esencia del judaísmo: ¿se nace o se hace uno judío? Si les preguntas a los radicales te contarán que sólo aquel nacido de madre judía lo es. Pero ella lo va desmontando con referencias a las palabras y a los hechos bíblicos. Analiza, también, el tópico sobre las posesivas madres judía para relacionarlo con la circuncisión y la voluntad de los hombres judíos por separar lo antes posible a las madres de los hijos.
Analiza también la figura de los rabinos, porque nada prohíbe a una mujer serlo pese a que siempre nos los imaginemos con tirabuzones y vestidos de negro. Nada impide a una judía defender la creación de un estado palestino y denunciar la barbarie de Netanyahu. Y, sobretodo, nada impide a la religión judía promover la heterodoxia, pese a lo que parezca. La religión judía como ella la entiende es una religión de preguntas, de dudas. Una cultura que propugna la incertidumbre de aceptar que la existencia es un caos y está regida por el desorden. Los rabinos no son sacerdotes que intermedien con dios, son maestros que nos muestran lo que han aprendido de la palabra y la experiencia y nos obligan a preguntar.