Claudia Piñeiro recupera un personajes que se ha convertido en un clásico de la literatura argentina actual en un relato criminal potente y medido. Dos mujeres machacadas por la vida que sobreviven una como exterminadora de plagas y otra como detective de medio pelo tienen que enfrentarse a peligrosas decisiones que les llevan hacia un pasado del que huyen.
RESEÑA
Es triste pensar que el adjetivo feminista pueda ser una lastra para la literatura, pero hace tiempo que es así. Claudia Piñeiro hace literatura criminal militantemente feminista y hace literatura de calidad. No tiene ningún problema. Como no tiene ningún problema en meterse en fangos, como la transexualidad o la violencia de las mujeres contra sus maridos. Lo que importa es la calidad literaria de lo que escribe y la perfecta estructura medida sobre la que lo hace.
Esta novela es la continuación la primera novela que publicó en 2005 Tuya. En ella una mujer de mentalidad machista acaba en la cárcel por la muerte de la amante de su marido, que había acabado con todos los sueños de familia perfecta que se había creado. El final era su entrada en la cárcel. En ésta, después de 15 años, sale de la cárcel, sin familia ni posición, en un mundo en el que ha perdido todas las referencias.
La estructura sobre la que desarrolla su narración es la de tres voces. La de la narración propiamente dicha que va cambiando de la perspectiva de unos personajes a otros; la del monologó interior de la protagonista: Inés; y la de una suerte de coro de tragedia griega que lo componen un grupo de discusión feminista sobre temas candentes que sirve de contrapunto a todo lo anterior. La historia de la protagonista y sus avatares criminales y vitales después de salir de la cárcel son una perfecta narración negra. Las otras dos perspectivas la enriquecen y le dan profundidad. Las discusiones ideológicas feministas muestran un movimiento auto-reflexivo y complejo que es todo menos dictatorial ni castrante.
El título hace referencia a la relación de la protagonista con los insectos, a los que se dedica a exterminar, a todos menos a las moscas, por una seria reflexión ética que hay que leer la obra para comprender.