Por carreteras secundarias son por las que se suelen escapar los delincuentes listos porque no hay quien se aclare y ya nadie va por ellas. Las autopistas y autovías han roto la telaraña de vías que unían el tejido urbano de España. Uno puede conducir con tranquilidad y sin parar más que en restaurantes de carretera de norte a sur y de este a oeste sin apenas reparar en el paisaje y menos en sus gentes. El mundo de las secundarias es casi del terciario gracias a las grandes carreteras y corre el peligro de desaparecer, como las cosas que no se anuncian en internet. Por eso Alfonso Armada (sólo coincide con el general en su ascendencia gallega) propuso a su periódico un viaje por ellas. Recorrer España sin tocar las grandes vías. Dejarse llevar por los nombres y los avatares del camino y recorrer esa España que corre el peligro de desparecer porque nadie la visita. Dice Ignacio Martínez de Pisón, que le regaló el título, que no es ni una visita a la España vaciada ni una invitación al viaje lento, aunque tenga un poco de las dos cosas.
En realidad, son dos viajes: unos de dos meses desde Madrid a Guadalajara, Teruel, Castellón, Tarragona, Zaragoza…y el norte de España para acabar en Galicia. Y un segundo a los dos años para bajar de Galicia hasta Cádiz y de ahí subir hasta Valencia y girar a la izquierda para acabar de nuevo en Madrid. Pero la actitud es la misma y el resultado es parecido. Uno de esos viajes que nos encantaría hacer pero que no hacemos porque tenemos que ir a Nueva York o a Madrid. Eso que siempre postergamos por algo más grande y de mayor trapío. Armada recorre pueblo y más pueblo de nombres increíbles en los que duerme en todo tipo de hoteles de segunda y come en restaurantes y bares sin pretensiones, pero gracias a lo cual habla con todo tipo de personas. Muchos de ellos jubilados o gente que tiene aún esperanza de la gente se aleje de las grandes vías para acercarse a sus pueblos. Este tipo de viajes carecería de interés literario si no fuera por el autor que la escribe. El tono es pausado y ligeramente melancólico, pero siempre con la retranca que le caracteriza y sin demasiada grandilocuencia.
No es una reivindicación de la España vaciada, aunque la que nos narra está bastante vacía sin de la voluntad de dejarse llevar para encontrar esos mundos que la prisa ha alejado de la realidad. No hay que esperar grandes personajes perdidos, aunque personajes interesantes hay muchos; ni paisajes espectaculares pese a que las diferentes luces descubren estampas hermosas sin grandilocuencias. El mundo que relata vive con sordina, pero vive y a eso se ha dedicado, a enseñarnos que nunca va a haber tiempo para ver todo pero que dejarse llevar es bueno y necesario.
Por carreteras secundarias Alfonso Armada. Ediciones Malpaso. 2018