Tratemos de imaginar por un momento que después de toda una vida trabajando, cuando estamos esperando la tan ansiada jubilación, nos dicen que lo sienten, que no hay dinero para nosotros y que a lo único que podemos aspirar es a una ayuda familiar de 200 euros. Nuestra casa, todavía hipotecada, pasa a manos de los bancos y nuestros hijos, a los que hemos formado para tener, por lo menos, una vida como la nuestra, apenas pueden mantenerse. ¿Qué podemos hacer durante los veinte o treinta años de vida que nos quedan por delante?
Este libro, en el que se basa la oscarizada película que protagonizó Frances Macdormand, nos cuenta la vida de una tribu americana a la que ninguno de sus miembros se imaginaba que iba a pertenecer. Jubilados que se han quedado sin nada y no puede pagarse una casa. Amazon y otras empresas han visto su utilidad. Trabajadores temporales para campañas puntuales que van a los centros de distribución en sus propias casas, sus caravanas. La vida en esos extensos almacenes es tan dura que en lugar de fuentes de agua tienen expendedores de ibuprofeno y prefieren tener ambulancias preparadas a la puerta para los síncopes de los trabajadores, antes que abrir las puertas y correr el peligro de que huyan con algo. Pero ese es sólo uno de los destinos; recolectar remolacha en mitad del crudo invierno o ser cuidadores de parques nacionales son los otros trabajos con los que sobrevivir. La diferencia con otras historias de supervivencia es que aquí no hay superación sólo esperar a morirse sin molestar demasiado porque nadie podrá pagar su factura del hospital.
La dignidad y la solidaridad de esta comunidad están narradas con dulzura y admiración, pero conscientes de la tragedia que viven esas personas por una periodista que ha vivido con esa comunidad y sigue las andanzas de una de sus miembros y de sus amigos. La película partía de ese abandono de seres mayores para resaltar la libertad y la solidaridad que encuentran entre los que se encuentran en su misma situación. Todo dentro de los hermosos paisajes de la apabullante naturaleza americana. Es decir, presenta la cara amable de esa situación angustiosa. Pero el libro es la denuncia de esa situación difícil de creer desde nuestro cómodo mundo en el que se pagan las pensiones y la seguridad social funciona.