El 99% de las reseñas que escribo son sobre novela y el uno por ciento son de ensayos, pero creo que nunca he hecho ninguna de un libro de divulgación científica. De éste no tengo ninguna duda porque es una magnífica narración que te mantiene en vilo, pese a estar totalmente lleno de datos. Es una amena travesía por el organismo que nos conforma, que habitamos y somos, como si de un circuito turístico se tratara.
Bill Bryson es un periodista americano afincado en Inglaterra desde 1973 que comenzó su carrera comparando costumbres y dialectos de los ingleses y los norteamericanos. Luego escribió de viajes, aventuras e incluso sobre Shakespeare. Pero en un momento de su carrera se desvió hacia la divulgación científica, donde se ha convertido en una gran estrella desde que publicó Breve historia de casi todo (2003), en el que comprimía en 600 páginas la historia del Universo desde el Big Bang hasta nuestros días centrándose en los logros científicos de la humanidad. La clara razón es su capacidad para contar con amenidad y transparencia, salpicando su historia con anécdotas y chistes e ilustrándolo con paralelismos de actualidad sin caer en lo trivial.
Ahora el autor trata de repetir el logro con El cuerpo humano. En este caso es la historia de lo que sabemos sobre nuestro cuerpo. Durante todo el libro, la lectura discurre fluidamente entre toneladas de información sobre ese receptáculo que habitamos, desde los materiales de que estamos compuestos hasta la forma en que se corrompe nuestro organismo cuando morimos; del cerebro al sistema inmunológico se dedica a presentarnos lo que se sabe y lo que no se sabe, así como el modo en que lo descubrieron los investigadores. Con humor, originalidad y sin rehuir las polémicas plantea lo que se sabe seguro, lo que no se sabe y lo que se está investigando.
No voy a pretender que empecé a leerlo durante la pandemia, ya había empezado antes, pero me ha encantado ante el cuñadismo rampante sobre cómo se debiera haber actuado. Porque ofrece las modestas certezas que tenemos ante el variable y complejo mundo de las enfermedades y nos narra los éxitos fruto del trabajo ímprobo y muchas veces nunca reconocido de investigadores de los que nadie se acordará nunca.