VARGAS, Fred, Tiempos de hielo, Siruela, Madrid 2015
Dentro de varias de las listas de libros que debíamos haber leído el año pasado se encontraba éste de Fred Vargas. Es un polar, como los llaman los franceses, o una novela negra término que también inventaron ellos. Pero dentro de las múltiples ramificaciones del género, los de la autora se suelen denominar novelas detectivescas fantásticas porque lo sobrenatural y los mitológico forman parte importante de ellos. En este caso el argumento fluctúa entre dos mundos: el de una isla maldita de la costa islandesa y las sesiones de la Convención el las que Robespierre desató primero y sufrió después las garras del terror revolucionario. Entre un mundo mitológico y el mundo de la razón convertido en barbarie.
Es la entrega número 11 de la serie protagonizada por el comisario Adamsberg y su heterogéneo equipo de colaboradores, que habían estado en el dique seco desde hace cuatro años. Su vuelta ha arrasado en las librería francesas y europeas. Como en la mayoría de los casos de tanto éxito en un mundo de odios y preferencias acérrimas como es el de la literatura de detectives hay gente a la que la autora le parece farragosa y sus historia poco creíbles. Pero a otros, entre los que me encuentro, nos encantan y sorprenden los planteamientos argumentales de la autora y nos hacen reflexionar sobre los aspectos históricos y culturales que describe.
El mundo mitológico de las islas del Atlántico norte aporta una vuelta a lo primitivo y salvaje en forma de una isla a la que los lugareños atribuyen un habitante demoniaco y que las características del clima norteño pueden convertir en un laberinto de niebla en pocos segundos. Allí llegaron un grupo de turistas franceses y se quedaron aislados con trágicas consecuencias para dos de ellos. El suicidio de uno de los supervivientes desata la acción. Pero durante la investigación los policías descubren que parte de los muertos y supervivientes eran miembros de un particular grupo que representa de manera fidedigna las sesiones de la convención, entre los que se encuentra descendientes de los verdaderos protagonistas. Por ello la investigación va de un mundo a otro y acaba en una zona de la campiña francesa que ésta también maldita.
El comisario y sus hombres llevan a cabo la investigación de manera científica y profesional, pese a lo que las historias puedan indicar sin dejar de volver a las particularidades de cada cual, que son las que dan continuidad a la serie y las que los fans estamos esperando. No digo más. Los spoilers están condenados a muerte en estos tiempos.
Para quien no la conozca cuento que Fred Vargas es el seudónimo de Frédérique Audoin-Rouzeau. Hija de un escritor surrealista y hermana de una pintora de renombre y uno de los mayores especialistas franceses en la primera guerra mundial. Con una familia así no es de extrañar que se dedicara a algo tan original como la arqueozología, en especial al estudio de la peste, que aparece en uno de mis libros favoritos de la serie Huye rápido, vete lejos. Y que el apellido lo tomó del de la protagonista de La condesa descalza.